Inicio de la estricta dieta con plantas medicinales amazónicas
Don Lucho tocó a la puerta de la habitación de mi cabaña a las 5 de la mañana. A partir de ese momento empezó mi dura y estricta dieta. Lucho me dijo que debía tomar resina del árbol de oje (Ficus insipida willdenow) en ayunas. Se le denomina “leche de oje” dado su color blanco y parecido a la leche de vaca convencional. Dicha resina tiene muchos usos medicinales que han sido utilizados por los habitantes amazónicos durante cientos de años, por ejemplo, tiene un uso analgésico y también combate el reumatismo, por esto su función principal era para el tratamiento de la parasitosis intestinal. Lucho me explicó que antes de empezar debíamos limpiar mi cuerpo y me explicó la metáfora de cuando tienes que sembrar. Antes de sembrar debes limpiar la tierra, quitar las malas hierbas, echar abono y posteriormente empiezas a sembrar. Es decir, una vez limpiado el estómago podríamos empezar la dieta y las tomas de Ayahuasca.
La resina la tenía en una botella de plástico y me explicó que se tardan semanas en llenarla dado a que la resina cae a cuenta gotas de la corteza y se necesita mucha paciencia.
Tenía un olor muy desagradable y desde luego no me venía nada de ganas de consumirla. El olor era realmente asqueroso pero no tenía opción, no podía echarme atrás. Lo tomé de golpe y desde luego era bien repugnante. Empecé a escupir al suelo y a maldecir mi acción. Noté retortijones en mi estómago. En la mentalidad animista todos los dolores o problemas empiezan en el estómago y en los intestinos, por ello que muchas plantas medicinales son purgativas.
Lucho me comentó que la leche de oje me haría encontrar mal, padeciendo mareos y vómitos durante dos o tres horas. Me acercó una jarra de agua templada y me hizo beber hasta 4 litros durante unas horas ya que debía beberla poco a poco y caminar durante un rato para ayudar a diluir la resina en mi estómago. Le sorprendió que al cabo de dos horas y varios litros consumidos mi estado estuviese intacto pero sí que debo reconocer que no cesé de ir al baño. Al menos ocho veces en dos hora. Estaba claro que mi cuerpo estaba limpiándose de parásitos y mi organismo lo estaba expulsando de un modo u otro.
Hay que tener mucho cuidado con la resina de oje ya que debes tomarla en la dosis exacta porque puede perforarte el estómago. Es aconsejable una vez al año. Por ello de la importancia que si realizas algunas tomas de plantas debes hacerlo con un profesional y sabedor de las plantas medicinales amazónicas. Ni las plantas medicinales ni el Ayahuasca son un juego y debemos tomarlo con la seriedad que merece y siempre con un uso responsable. Haciéndolo sin conocimientos puede llegar a intoxicarte.
Al cabo de unas horas desayuné un plato de sopa con tomate y fideos sin sal, totalmente insípido. Era mi primer plato de la dura y estricta dieta que me esperaba.
Por la tarde, Lucho me trajo la planta medicinal amazónica Mucura (Petiveria alliaceae) que tiene beneficios entre otros para tratar la afecciones gastrointestinales como la diarrea, problemas respiratorios como el asma o la bronquitis y enfermedades vasculares. Me comentó que el objetivo era purificar y depurar mi sangre. Al estar las hojas enteras, tuvimos que machacarlas con un mortero de grandes dimensiones a la vieja usanza para poder hacer una infusión de ella. Y una vez machacada Don Lucho le añadió tabaco.
La importancia del tabaco en América
Dejarme hacer un inciso porque me veo con la obligación de explicar la gran importancia que tiene el tabaco en América. Hay que señalar que el tabaco (Nicotania rustica) que crece en la Amazonía nada tiene que ver con el tabaco industrial que fumamos en Occidente que está plagada de productos químicos añadidos, cancerígenos, tóxicos para la salud humana y plantado con pesticidas, herbicidas y fertilizantes. El tabaco en América es sinónimo de medicina y es considerada una planta de suma importancia y para muchos pueblos de América de donde es originaria era su planta más sagrada. Existen muchas variedades de planta de tabaco pero actualmente se utilizan prácticamente dos variedades: Nicotiana tabacum que es la predominante en la industria tabacalera y Nicotinia rustica que crece casi exclusivamente en la selva Amazónica y es una variedad mucho más fuerte, puede alcanzar hasta diez veces mas nicotina que una hoja estándar de Nicotiana tabacum. Tabaco o Mapacho, como se llama en el Amazonas, es una medicina sagrada tomada de diferentes modos por los indígenas de la selva y en el norte del continente americano se fumaba con pipa.
El tabaco se puede consumir de varios modos: inhalándolo, masticándolo, esnifándolo y bebiéndolo.
El curandero cree que los espíritus de las plantas son ayudados por el tabaco. La bebida es un purgante muy potente y muy eficaz en la limpieza de los intestinos, la sangre y el cuerpo, incluyendo parásitos, virus y bacterias. En las ceremonias de Ayahuasca el chamán fuma el mapacho o tabaco para despejar los malos espíritus, limpiar el espacio de energía negativa y armonizar el ambiente.
Por la noche cené plátano dulce frito con aceite de palma natural y unas tortas de harina con tomate. La comida seguía siendo totalmente insípida pero al menos me gustó mas que el almuerzo.
Planta medicinal amazónica Mucura
Al día siguiente a las 5 de la mañana Lucho me despertó y me hizo beber la infusión. No era tan asqueroso como la leche de oje pero tenía un sabor final contundente de ajo. Al ser una cantidad considerable, me lo tuve que tomar en cuatro sorbos y realmente no lo disfruté. Al momento de acabar me fui a dar una vuelta (no muy lejos del campamento) por la selva para calmar mi gusto y distraerme. El resto del día fue bastante plácido, pude meditar y me fui a dormir tranquilo.
A la mañana siguiente volvía a tomar la infusión de Mucura con tabaco y tuve los mismos efectos, siempre en ayunas.
Al anochecer, aproximadamente sobre las 19h, empezó la ceremonia. Los turistas se habían ido y me quedé sólo ante la madre Ayahuasca. El brebaje empezó a hacer efecto a los 40 minutos aproximadamente. Al principio vi iconografías de colores aunque las imágenes no eran muy nítidas. Intentaba entender su significado pero sin fortuna, me dejé llevar por la sintonía de los ícaros y del momento. Al cabo de un rato empezaron a desvanecerse y empecé a encontrarme mal como si un efecto embriagado estuviese en mi organismo, con ganas de vomitar. Pude recordar en ese momento situaciones íntimas de mi vida de las que no me sentía orgulloso, problemas internos que no había resuelto que no compartiré por intimidad.
Finalmente pude expulsar de mi estómago el brebaje ya que se me resistía y el efecto fue desapareciendo poco a poco hasta volver a mi estado normal. No era lo que esperaba pero el significado era que mi cuerpo y mente deseaban expulsar la parte negativa que llevaba dentro de mi cuerpo y alma. La experiencia no había sido plácida pero ya sabía de antemano que venía a cultivar mi mente y todo tenía un proceso. Al acabar la ceremonia como de costumbre el chamán se acercó a mi y me exhaló el humo de tabaco o mapacho envolviendo las diferentes partes del cuerpo para expulsar los malos espíritus de mi interior. Y posteriormente me fui a dormir a mi acogedora cabaña.
Continuará…. Parte III
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