A diferencia de las drogas convencionales, al día siguiente de tomar Ayahuasca sientes una mejoría considerable y más saludable, como si poco a poco estuvieras extirpando algo de tu interior que te inhibe. Por ello, queda patente que su función nada tiene que ver con dichas sustancias que destrozan la salud de las personas.
Planta medicinal amazónica Uña de Gato
El quinto día fue un día tranquilo que lo dediqué a meditar y leer. Finalmente tomé mi última dosis de Mucura. Debo destacar que me pasaba todo el día tomando una infusión proveniente de la planta llamada coloquialmente “Uña de Gato” (Uncaria tomentosa). Se le denomina así debido a que sus tallos están provistos de espinas curvadas en forma de uñas. Es una planta medicinal muy utilizada y respetada de la selva peruana. Tiene multitud de funciones medicinales, aumenta las defensas e impide el desarrollo de tumores cancerosos, además de ser un gran estimulante del sistema inmunitario, posee propiedades antinflamatorias, antioxidantes y depurativas. Su gusto era más que aceptable y me recordaba a cualquier infusión que pudiera tomar en occidente. La Uña de Gato es muy conocida y estudiada por farmacéuticas y empresas de cosmética mundiales.
Al acabar el desayuno siguiendo mi estricta dieta, decidimos irnos a caminar por la selva en busca de plantas medicinales amazónicas. Era la primera vez que hacía algo semejante y me llenaba de emoción. Para comer nos llevamos un pescado hecho a la parrilla con yuca hervida guardado en una hoja de bijao (Calathea lutea). Dicha hoja tiene una gran importancia en la selva especialmente para uso gastronómico. Es utilizada para envolver muchos alimentos y ayuda a mantener la comida fresca además de darle un sabor especial gracias a su peculiar aroma. Antiguamente los habitantes de la selva cuando se iban a cazar varios días la utilizaban para conservar la comida en perfecto estado sin sufrir alteración por su descomposición por un largo tiempo.
Ruta de plantas medicinales amazónicas por la selva
Caminar por la selva no es fácil, es muy recomendable llevar botas altas de goma para evitar mordeduras de insectos y así también adaptarte a un terreno húmedo donde los charcos y el barro son comunes. Y por supuesto, un machete para hacerte paso en una frondosa vegetación. La humedad y el calor también entorpecen que sea un paseo plácido.
El Amazonas es el lugar del mundo con más flora, sólo en la cuenca amazónica se han descrito más de 30.000 especies diferentes que son usadas con fines alimenticios, medicinales, maderables, de construcción, de teñidos…etc. Y de las 1500 de especies de palmas que hay en el mundo, 550 se encuentran en las Américas. La Amazonia atesora más de 11600 especies de árboles, para que el lector/a se haga una estimación, por poner un ejemplo, el número de especies arbóreas autóctonas de España, el país con mayor diversidad de Europa ronda el centenar. La multitud de especies es inimaginable dado que se cree que existen cientos de especies aún por descubrir.
Mientras caminábamos Lucho no cesaba de explicarme la multitud de usos medicinales de las plantas amazónicas. Me sorprendió que me dijese que toda enfermedad tiene una cura, que la naturaleza es sabia y nosotros los humanos somos parte de ella. Algunas de las plantas que me mostró fueron la corteza de Huayra Caspi (Cedrelinga Brosimum) que hace de protector del cáncer, Sacha Huiro (Costus sp) ayuda a combatir la fiebre, la hoja de cocona (Solanum Sessiliflorum) facilita la lucha contra los reumatismos o por ejemplo entre muchas más la planta torurco (Axonopus compressus) para minimizar la irritación ocular.
Hablando con él me comunicó que esa noche iba a tomar ayahuasca sólo en mi cabaña ya que era la mejor manera de saber cómo funciona el brebaje en mi cuerpo y así poderla entender. La verdad que me sorprendió e iba a ser una auténtica nueva experiencia para mí. Reconozco que me tuvo inquieto el resto del día. Después de tres horas de excursión llegué exhausto al campamento, ya había perdido varios kilos desde el inicio de mi dieta. Me duché y me quedé meditando hasta la noche pensando en la próxima ceremonia.
Tomando ayahuasca sólo en la cabaña
Una vez anocheció llegó el momento de la verdad. Estuve en mi cabaña nervioso hasta que llegó Lucho. Me dio un vaso de pequeñas dimensiones y lo llenó de Ayahuasca. Estaba sólo, era de noche y en medio de la selva esperando a que hiciese efecto. Al cabo de un rato empecé a ver elementos negros pero no sabría decir que formas tenían los dibujos pero no eran nada confortables. Y figuras oscuras de personas a lo lejos. Poco a poco me empecé a encontrar mal y el sudor me empezó a empapar el cuerpo. La sensación no era para nada agradable y el malestar iba en aumento hasta el punto que quise que se acabara el efecto lo antes posible. No veía ninguna visón nítida y todo ello complicaba mi estancia allí mismo.
Me costaba estar quieto en la silla ya que el malestar general iba en aumento, no conseguí ver visiones claras aún así intentaba concentrarme pero sin fortuna. De repente mi cuerpo empezó a palpitar y mi angustia era prácticamente inaguantable y en ese momento chillé a causa de la desazón. Estaba en medio de la selva, solo y aguantado estoicamente el malestar. No podía más y era sentir que me iba a morir, mi cuerpo se retorcía y empecé a chillar “¡¡Luchooooo!! No puedo, quiero acabar con esto, no doy más” Sentía la muerte, era superior a mi y pensaba que podía desmayarme en cualquier momento. Volví a chillar para que viniera de una vez ya que él no estaba presente en la cabaña. Lucho abrió la puerta medio molesto con una voz poco amigable y me preguntó que me ocurría. Le contesté enérgicamente que me estaba muriendo, que no podía con mi cuerpo. Me respondió que debía aguantar, mi cuerpo se estaba limpiando y expulsando todo lo negativo y que era parte del proceso. Cerró la puerta y en ese mismo instante pensaba que me iba a morir dado que el malestar era insoportable.
Me sentía débil, dolorido, sólo y dañado. Una sensación que no se lo desearía ni a mi mayor enemigo. Poco a poco el efecto fue desvaneciéndose. Me hizo tranquilizarme pero nunca conseguía volver a la normalidad. Sentía el sabor del ayahuasca en mi estómago, hacía esfuerzos enormes para vomitarlo pero se resistía en mi interior. Al cabo de unos veinte minutos no sentía el malestar general anterior pero sí aún tocado y mareado. Lucho entró en la cabaña y me inhaló el humo del mapacho y me dijo que descansara. Una vez tumbado en la cama, intenté relajarme y dormir pero me resultaba imposible, escuchaba todos los sonidos de la selva en mi oreja y como si muchos animales rondaran por la cabaña, y peor aún, encima del tejado. Estaba temeroso.
Repentinamente, empezó a llover con mucha fuerza, era la típica lluvia tropical pero el sonido penetraba por mis oídos, para empeorar la situación, tronaba y aún con los efectos del ayahuasca pensé que la cabaña se iba a derrumbar o que un rayo pudiera caer encima mío. Estaba en una cabaña rústica de madera en medio de la selva y de noche donde nadie podía rescatarme. Intentaba conciliar el sueño pero era inútil y mis nervios estaban a flor de piel. Mi impotencia era máxima, quería escaparme ¿pero a dónde? ¿dónde podía irme en la oscura noche de la selva sin electricidad y con una simple linterna? Con un lluvia tropical donde los truenos se metían en mi cabeza y retumbaban en mis oídos. No sabía donde meterme, mi cabaña era de pequeñas dimensiones. Pensé que era un castigo divino de la naturaleza y debía haber un código para entender lo sucedido.
Llovió toda la noche y hasta que no salió el sol no volvió la tranquilidad. Eran las seis de la mañana y no había pegado ojo pero daba gracias a Dios que seguía vivo pero aún asustado por lo sucedido porque aún me quedaba otra toma de Ayahuasca en los próximos días y lo había pasado tan mal que sólo con pensarlo temblaba.
Cuando vi a Lucho le intenté explicar lo mal que lo había pasado y deseaba saber que sentido tenía la sensación de anoche. Se sentó a mi lado y me dijo que si pasó es porque la madre Ayahuasca lo vio necesario para curarme pero no me daba una respuesta concisa. Yo no entendía nada y por un momento al no encontrarle una explicación sólida pensé en hacer las maletas y volver a la ciudad……
Continuará parte IIII …
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